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"Tempus fugit", 'Arte de amar', Ovidio

¡Acordaos ya de la vejez que ha de llegar!
Así ningún tiempo pasará para vosotras de vacío.
Mientras podéis y vivís todavía años primaverales,
divertíos: los años se van como el agua que corre;
ni la ola que pasó volverá de nuevo
ni la hora que pasó puede regresar.
Hay que aprovechar la edad: con pie rápido se desliza la edad,
y la edad que sigue no es tan buena como fue la primera.
Yo en estas plantas que se marchitan he visto violetas:
de estas espinas se me regaló una agradable corona de rosas.
Llegará el día en que tú, que ahora expulsas a tus amantes,
muerta de frío y vieja te encontrarás tirada en la noche desierta,
y no se romperá tu puerta en las riñas de las noches
ni encontrarás por la mañana tu umbral esparcido de rosas.
¡Con qué rapidez, pobre de mí, el cuerpo se aja con las arrugas,
se pierde el color que hubo en el rostro resplandeciente
y el pelo blanco que podrías jurar que tenías desde jovencita
se extiende de pronto por toda tu cabeza!
Las serpientes se despojan de la vejez junto con su fino pellejo
y la pérdida de los cuernos no hace viejos a los ciervos:
nuestros bienes huyen sin remedio: coged la flor,
pues si no se coge, por sí sola caerá marchita.
Añade que también los partos acortan el tiempo de la juventud:
el campo envejece en las continuas cosechas.
Endimión de Latmo no te hace, Luna, enrojecer
ni Céfalo fue una presa que avergüence a la diosa rosada,
aunque a Venus se le regale Adonis, a quien todavía llora,
¿de dónde tiene a sus Eneas y Harmonía?
¡Seguid, raza mortal, el ejemplo de las diosas
y no neguéis vuestros placeres de Venus a los hombres apasionados!
Aunque ya os engañen, ¿qué perdéis? Todos esos placeres quedan intactos:
aunque tomen mil, nada se pierde por ello
Se desgasta el hierro y se afina el pedernal con el uso:
esa parte aguanta y no hay miedo de que sufra daño.
¿Quién prohibiría acercar una luz de otra luz que se acercara
o quién guardaría las anchas aguas en el profundo mar?
¿Y sin embargo alguna mujer puede decir a un hombre: "no es el momento"?
¿Qué pierdes, dime, sino el agua que vas a gastar?
Y mi voz no es que os prostituya, sino que impide que temáis
daños inexistentes: vuestros servicios no entrañan daños.
Pero aunque navegaré con el soplo de un viento más fuerte,
mientras sigo en el puerto, que me lleve una suave brisa.

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