Poco provecho arroja que, monarca ocioso,
junto a un fuego quieto, entre riscos yermos,
con una esposa anciana, yo imponga y aplique
leyes inicuas a una raza salvaje
que se apiña, duerme, come y no me conoce.
No hay reposo para mí del viaje; apuraré la vida
hasta las heces; en todo tiempo he gozado
grandemente, y he sufrido mucho, solo o con aquellos
que me amaban; en la orilla o cuando
con raudas rachas las lluviosas Híades azotaban
el oscuro mar: me he ganado un nombre;
vagabundo eterno de corazón hambriento,
he visto y conocido muchos; ciudades humanas,
costumbres, climas, concejos, gobiernos, y de todos
antes que menosprecio obtuve honra;
Y allá en las planicies de la ventosa Troya
Bebí delicias de batalla con mis pares.
Soy parte de todo cuanto he tenido ante mí;
pero toda experiencia es un arco a través del cual
destella el mundo aún no recorrido, cuyo margen
no deja de desvanecerse a medida que me muevo.
¡Qué insulto es detenerse, terminar, acumular
óxido sin ser bruñido, sin relucir por el uso!
Como si respirar fuese vivir. Las capas de vida
apilada fueron pocas, y de la postrera poco
me queda: mas cada hora algo
se salva del silencio, algo que es portador
de cosas nuevas; y sería una vileza
encerrar, aun por el lapso de tres soles,
a mi y a este gris espíritu anhelante de deseo
de perseguir el saber como una estrella que se hunde
allende los confines del pensamiento humano.
junto a un fuego quieto, entre riscos yermos,
con una esposa anciana, yo imponga y aplique
leyes inicuas a una raza salvaje
que se apiña, duerme, come y no me conoce.
No hay reposo para mí del viaje; apuraré la vida
hasta las heces; en todo tiempo he gozado
grandemente, y he sufrido mucho, solo o con aquellos
que me amaban; en la orilla o cuando
con raudas rachas las lluviosas Híades azotaban
el oscuro mar: me he ganado un nombre;
vagabundo eterno de corazón hambriento,
he visto y conocido muchos; ciudades humanas,
costumbres, climas, concejos, gobiernos, y de todos
antes que menosprecio obtuve honra;
Y allá en las planicies de la ventosa Troya
Bebí delicias de batalla con mis pares.
Soy parte de todo cuanto he tenido ante mí;
pero toda experiencia es un arco a través del cual
destella el mundo aún no recorrido, cuyo margen
no deja de desvanecerse a medida que me muevo.
¡Qué insulto es detenerse, terminar, acumular
óxido sin ser bruñido, sin relucir por el uso!
Como si respirar fuese vivir. Las capas de vida
apilada fueron pocas, y de la postrera poco
me queda: mas cada hora algo
se salva del silencio, algo que es portador
de cosas nuevas; y sería una vileza
encerrar, aun por el lapso de tres soles,
a mi y a este gris espíritu anhelante de deseo
de perseguir el saber como una estrella que se hunde
allende los confines del pensamiento humano.
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